Los dolores físicos nos dicen algo de la realidad psíquica de las personas que los padecen. El cuerpo está diciendo, de un modo silencioso, que algo está pasando, o que algo no está pasando. El cuerpo habla a través de su padecer. El malestar, el miedo, la ansiedad, la angustia, la tristeza, la ausencia de deseo, los celos, la envidia, la ira, la culpa, se expresan en el cuerpo. La ayuda de un buen Psicoanalista es eficaz. Modifica la conducta y alivia el dolor. Permite que las personas puedan hablar de sus problemas. Sus esclarecedoras intervenciones profesionales, su análisis preciso y enriquecedor y su escucha atenta e interesada, conduce a las personas a la liberación personal y a un seguro proceso de curación.
