febrero 09, 2010

La marca de Mercedes y lo que Mercedes marcó


Todas las personas son portadoras de un nombre. Ese nombre propio expresa algo de la persona que lo porta. Es una marca, una designación, una identificación personal, que determina y determinará a la persona, a lo largo de toda su vida. Son los padres quienes nombran a sus hijos y en ese nombre, y en ese nombrarlos, se expresa el deseo de esos padres para con ese hijo. El nombre que se elija -que será escogido dentro de una serie preestablecida de nombres-, será revelador de una intención, consciente o inconsciente, de los padres para con ese hijo. El nombre elegido por éstos, dará al hijo un mensaje. Indicará un camino a seguir. Marcará un destino. Un porvenir. Tomemos el nombre de Mercedes, como un ejemplo, para ilustrar de qué estamos hablando. Al intentar desglosar el nombre, se advierte la presencia de dos componentes que lo conforman: Merced y es. Ahora bien, el primer componente del nombre Mercedes nos conduce a la expresión: "estar a merced de", que significa: estar a la voluntad o al arbitrio de algo o de alguien. El segundo componente del nombre Mercedes, es "es": corresponde a la tercera persona del singular -en el tiempo presente-, del verbo ser.
Lo sugestivo entonces, es poder pensar que el deseo de nombrar a alguien -con el nombre Mercedes-, probablemente lleve implícito este estigma, o sea, la pretensión de contar con alguien, que sea o que esté -a merced- de quien la nombra. Si volvemos al ejemplo de los padres -que eligen por nombre Mercedes- para nombrar a su hija, es posible que la pretensión de éstos se aproxime a la idea de concebir una hija -que sea o que esté disponible-, a su arbitrio y antojo. También es posible ampliar y extender esta presentación y pensar que todo aquél que elija a alguien que tenga por nombre Mercedes -para diversos fines- ya sea como partenaire, amiga, o para ocupar un cargo laboral, tal vez, esté manifestando ese mismo deseo: elegir a una tal Mercedes, para que ésta, esté a merced de la voluntad personal de quien la elije.
Dependerá entonces, de "las Mercedes" o de "cada Mercedes", si estarán disponibles, o no, para responder -sumisas y obedientes-, al sentido original que su nombre sugiere. Tal vez, ellas, "las Mercedes", decidan poder cambiar el destino del sentido original, con el cual ellas han sido nombradas. El dilema de "las Mercedes", será entonces, ser obedientes a esa transmisión de sentido, o poder hacer ejercicio de cierta rebelión personal, a sabiendas, de que deberán luchar muy fuertemente con aquello que estará vigente y siempre presente: el legado del sentido original de su nombre. Existe entonces, una posibilidad personal de que "cada Mercedes" marque o haya marcado algo distinto en su vida, para poder sustituir el sentido original de su nombre, vinculado a moverse, hablar y actuar -sólo bajo el mandato de otros- y -estar a merced de algún dueño-, por un sentido nuevo; donde la sumisión y la obediencia, pueda finalmente transformarse en liberación, autonomía e independencia. De cada una de ellas -de cada una de todas las Mercedes-, dependerá poder transitar un puente decisivo, para poder alejarse del destino y de la predeterminación del sentido, al cual el complejo anclaje de su nombre expresa, indica y conduce.
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