enero 28, 2010

La carne. Buitres, pollos y cerdos

abriendolatas


La gradual incorporación de "lo carnal" y "lo animal", en el discurso político de la dirigencia actual argentina, y el uso frecuente de expresiones, toscas y groseras, no sólo manifiesta una degradación y una progresiva ordinariez de quien enuncia tales palabras y expresiones, sino que, esta incorrección y esta ignorancia formal del lenguaje, revela, además, la peligrosa proximidad de los mandatarios, con su propia naturaleza instintiva e irracional; naturaleza, que si bien habita en todo ser humano, supone la necesidad de ser gobernada por una naturaleza más racional, para que, poder gobernar una nación, sea entonces, una acción digna, válida y posible. Poder gobernar, supone encontrar una dirección viable, a través de la cual, se pueda afirmar, seguir y avanzar. Todas las direcciones no son posibles. No se puede gobernar con este supuesto.
Tampoco se puede gobernar sin pensar la pregunta ¿qué es gobernar?
a
Cuando se jerarquiza lo carnal y lo animal, es porque no se puede pensar, y un mandatario que no puede pensar, es como un tapón. Permanecerá ciego ante el agujero que tapa. De este modo, la vida del país se convertirá en un oscuro infierno. No habrá un camino despejado. Sólo habrá enlodados márgenes.
Un país serio, que tenga por objetivo ser algo más que chicana y cartón pintado, no podrá evolucionar, si la necedad de sus mandatarios, lo sitúan, en los márgenes. Por eso, es preciso que -si tienen por objetivo gobernar-, puedan controlarse y controlar, y así lograr una distancia sustantiva, de su naturaleza carnal y animal.

Ahora bien, si lo que ocurre es justamente lo contrario, o sea una proximidad, excesiva y permanente, de los dirigentes en cuestión, hacia los niveles más bajos e inconscientes de su personalidad, y éstos ostentan, además, una indisimulable y estrepitosa jactancia, vestida de burla y risotada, frente a la impotencia que su des-gobierno genera, no habrá de esperarse, entonces, acciones sublimes de gobierno. Tampoco podrá esperarse acciones eficaces, ni algo que los conmueva, ya que se habrá dado entrada a la naturaleza animal que, hambrienta y voraz y -entre chanchos y chanchullos-, habrá devorado a la naturaleza ética y racional.
abriendolatas