enero 16, 2010

El amante

abriendolatas

La existencia de un amante que se interpone en la pareja, revela, no sólo las dificultades de la pareja, sino que al mismo tiempo, revela la envidia de esta tercera persona, externa a la pareja, frente a aquello que la pareja, aún teniendo dificultades, ha logrado construir. Desde las sombras de un lugar secundario, el amante, bajo ropajes de una tentadora seducción, sabotea y perturba. Interfiere y destruye.

El amante prefiere ocultar las verdaderas intenciones de su comportamiento.
De nada sirve que, éste o ésta, elijan camuflarse bajo el aparente disfraz de un nombre cándido e indulgente: el amante. Si bien esta palabra está visiblemente vinculada al amor y refiere a aquella persona que ama, los problemas que el amante trae y al mismo tiempo, aquellos problemas que la presencia de un amante viene a descubrir, deberán ser abordados desde el lugar opuesto al amor. Desde el lugar, de aquel o aquella, que por no poder amar o por tener severas limitaciones amorosas, se comporta de manera contraria, de un signo contrario, al amor.


El amante desarma, o al menos, eso es lo que intenta realizar. De nada sirve entonces, que se le crea al victimizado amante, en su vana pretensión, de dar a ver y mostar, que él o ella, ocupa un inocente e ingenuo lugar. El amante llora, de un modo insistente, su "tercerato" y su desgraciado y opacado lugar. En realidad, el amante en su fracaso y decepción, intentará, con la colaboración de uno de ambos partenaires, construir mayor fracaso y hacer crecer la decepción.