octubre 04, 2009

No todo es posible

,abriendolatas
Es cierto que un psicoanalista bien ubicado en su posición de psicoanalista debe estar muy preparado para poder soportar.
Un buen psicoanalista deberá poder soportar el peso de la enorme responsabilidad de su función, con la angustia e incertidumbre que eso genera. Deberá soportar la escucha de la gran diversidad de materiales clínicos en su práctica clínica diaria y estar abierto a los complejos fenómenos que allí se instalan. También deberá poder soportar y cumplir, con la confidencialidad que cada caso clínico impone. Todo eso, es aquello que un analista deberá poder soportar. De otro modo, no es ni será, un buen psicoanalista.


Contrariamente, aquello que un psicoanalista no debe permitirse soportar, es su ubicación, por parte del paciente, como residuo, desperdicio, basura o excremento.

Cuando el maltrato de un paciente hacia su función de analista resulta persistente, y cuando este paciente, con su psicopatología, intenta, de manera reiterada, una y otra vez, doblegar al analista, acostarlo y ubicarlo en una posición masoquista, es precisamente en ese momento, donde el psicoanalista debe poner fin a ese tratamiento.

No es saludable para el psicoanalista, permitir que lo ubiquen en ese lugar.
Tampoco resulta saludable para el paciente, suponer que todo es posible.

El psicoanalista en todo momento ejerce una función de autoridad, maestro, referente y límite. Para eso, se ha formado.

Es nocivo permitir la degradación de la funcion del trabajo del analista.
Aquel psicoanalista que lo permitiese, no sólo se está haciendo un daño a sí mismo, sino que, además, no contribuye a ponerle un límite al paciente.

Permitir la degradación de su función de psicoanalista, no lo hace merecedor de la práctica que realiza. Permitir cualquier cosa, no es ser un mejor psicoanalista. Permitir cualquier cosa, es ser cómplice de una transgresión y eso desmerece al psicoanalista y al Psicoanálisis.