marzo 07, 2010

Perfil de un periodista obsceno

Laura Ventura


El psicoanálisis es una disciplina científica cuyo método y práctica requieren de un saber. El psicoanalista idóneo no desconoce este punto. Ahora bien, aquel periodista, que por su ignorancia y falta de escrúpulos, intenta en sus artículos, sistemáticamente, a través de generalizaciones y estereotipos, deformar, alterar, forzar y reducir los conceptos científicos del psicoanálisis, interfiere gravemente, con lo que se espera, debe ser la difusión seria del psicoanálisis.

La liviandad en el uso y en el mal uso de los conceptos científicos, pone en peligro, no sólo la reputación de este periodista, sino que ofende, sensiblemente, a todos aquellos psicoanalistas, que entendemos que la práctica del psicoanálisis, es algo mucho más complejo, que deletrear con torpeza, renglones cargados con un imprudente despliegue de términos psi, para ser usados como dardos procaces, con el fin de ir a la embestida, corregir o condenar -con tono de hombre sincero-, a algún conveniente enemigo de turno.

Una cosa es un periodista que se inspira en el psicoanálisis para concebir un nuevo artículo y lo emplea con un valor didáctico, que amplia y enriquece los conceptos. Otra cosa muy distinta, es un periodista que utiliza al psicoanálisis para corroborar, de una manera inadecuada y deficitaria, posturas ideológicas o prejuicios personales. En ambos casos, se producen efectos distintos. El primero enaltece la disciplina. El segundo la bastardea.

El psicoanálisis es un método terapéutico y de investigación eficaz. Resulta particularmente significativo, en su función de intentar entender las razones por las que suceden ciertos fenómenos psíquicos. Es generoso en su práctica y en sus resultados; pero no da espacio al usurpador, cuya infamia radica en fingir un saber que no tiene. La práctica de este tipo de periodista, que por impostor, vulgariza y degrada al psicoanálisis, es inaceptable. No se debe utilizar al psicoanálisis desde el desconocimiento, y con el único fin del propio beneficio y de la mala fe.

No es posible ningún trabajo de teorización serio, si sólo hay desenfado y ligereza, allí, donde debiera haber aprendizaje, sólida formación, exigencia de rigurosidad conceptual y respeto a los que saben.