Señores padres
Eviten descargar su frustración y su ira en sus hijos.
No los responsabilicen a ellos de su propia insatisfacción.
Contrólense. Pónganse límites precisos.
Recuerden, en todo momento, que son Ustedes
quienes han decidido traer hijos al mundo.
Ellos, en cambio, no han elegido ni su ira
ni su frustración. Tampoco, su insatisfacción.
No generen mayor ansiedad y angustia en sus hijos.
Ellos, son sensibles al daño que reciben, escuchando
y quedando atrapados, en las escenas de gritos,
intolerancia y desesperación.
Contrólense. Intenten poner freno al desenfreno.
Revisen con mucho cuidado este punto
porque su hostilidad y descontrol, expulsará a sus hijos
y los conducirá a un mundo mortífero
de degradación, drogas, alcohol y depresión.
No olviden que son Ustedes, los padres,
quienes deben ejercer la función de soporte y sostén.
Pretender e intentar lo contrario, sería un serio y grave error.
Dificultaría y obstaculizaría la cuestión. Sería ineficiente
y no contribuiría a que las cosas fueran mejor.
Sus hijos no son muñecos, ni cargas ni paquetes.
No son residuos, ni excrementos, ni carne de descarga.
Tampoco son culpables, ni siquiera responsables
de los problemas existentes entre Ustedes.
Sus hijos son personas autónomas
aunque insuficientemente constituidos.
Necesitan amor, firmeza y cuidado.
También necesitan maestros idóneos,
aprendizaje permanente y apropiado
para desarrollarse saludablemente
y acotar los padeceres heredados.
Si Ustedes están desbordados
sería importante y conveniente
ir a la búsqueda, de una adecuada
y precisa orientación.
La intervención de un Psicoanalista
los ayudará a comprender con claridad
los motivos de su impotencia y decepción.
Contribuirá eficazmente con Ustedes,
aportando una sólida y segura solución.
abriendolatas
