diciembre 19, 2010



Sólo a través de la represión pulsional se accede a a cultura.
De otro modo; es la barbarie. El ingreso al mundo animal.
A no asustarse, entonces, con la palabra represión.

Quienes hoy se jactan de no reprimir sus pulsiones ni tampoco contribuyen a reprimir los desbordes pulsionales ajenos; no colaboran en la construcción del bienestar individual y social.
Sin represión pulsional no hay libertad. No es al revés.

Incentivar la permanente liberación pulsional; sólo traerá caos personal y social. Quien no comprenda esta verdad fundamental, tendrá severas dificultades para vivir consigo mismo y para vivir en sociedad. No estará apto para gobernar su vida. La defenderá precariamente. Tampoco tendrá la habilidad para conducir una nación; ya que la hundirá -irremediablemente-, en la ilegalidad, el atropello, el contrasentido y la sin-razón.