
Posiblemente solos y acompañados.
Huérfanos de afecto e ignorados por la generación que los precede. Desorientados.
Sin brújula. Seguramente dieron con las voces de otros pares, en la misma que ellos, con los que se identificaron y formaron, a modo de un ejemplo posible, una "tribu".
Actualmente, hoy vemos numerosas tribus.
Signo de civilización o ¿regreso a la barbarie?
Estos jóvenes entre los 14 años y los veinte y pico van a la búsqueda de esas tribus buscando pertenencia, pero allí, se pierden. Buscan autonomía, pero la tribu no individualiza. Pretenden ser reconocidos pero ni siquiera son nombrados.
La pertenencia es precaria: "soy de tal tribu".
Todo pareciera indicar que estos adolescentes van en búsqueda de algo.
¿Qué buscan? Quieren saber quiénes son? De dónde vienen? Hacia dónde quieren ir? De dónde quieren salir?
Estos adolescentes tienen una historia personal. Vienen de una historia. Pertenecen a ella. Que intenten desconocerla, es otra cosa. Cómo puede haber un proyecto personal si se intenta ignorar la historia que nos precede? Cómo se puede cambiar si se desconoce la propia historia? Y es aquí donde cabe preguntarse por los padres de estos adolescentes ¿quiénes son sus padres? ¿qué valores transmiten a sus hijos? ¿qué historia les relatan? ¿a qué se oponen? ¿qué rescatan?
Estos padres, que fallan en su función cuando no garantizan un lugar a sus hijos en el mundo, cuando les impiden un anclaje saludable en la historia familiar, están autorizando, quizás sin saberlo, por su desidia, permisividad o indiferencia, el calvario de sus hijos y propiciando sus propias muertes.
Estos padres, por ignorancia, desinterés o desamor, agregan a la rebeldía típica de la adolescencia, una dosis letal de inconsciencia y desapego a la vida. Cómo se solucionan estas tendencias tan destructivas?
A veces, se consulta demasiado tarde.
Sólo una orientación adecuada, enfocada a tiempo y conducida por profesionales expertos y sensibles al tema, puede revertir esta compleja y penosa realidad.
En cambio, si el tratamiento no es el apropiado, y es conducido por profesionales inexpertos, la agudización del problema o la muerte temprana, será entonces, para estos adolescentes, un camino posible.