
El pene ninguna importancia tiene.
La potencia del pene tampoco tiene importancia.
La potencia de la cabeza; eso sí tiene importancia.
El objetivo de este blog es ayudar a las personas a vivir mejor difundiendo la poderosa capacidad del psicoanálisis como vehículo de transformación personal.
NO PERMITA SER ENGAÑADO
Psicólogos sociales, asistentes sociales, acompañantes terapéuticos, coachs, counsellors, consultores, filósofos, sexólogos, tiracartas, no están habilitados por Salud Pública para el ejercicio de tratamientos psicoterapéuticos.
El ejercicio de la psicoterapia, en cualquiera de sus diferentes modelos teóricos, debe estar habilitado por el Ministerio de Salud Pública, el cual otorga al profesional -sea éste Licenciado en Psicología o Médico Psicoanalista- una matrícula profesional que legaliza y valida la práctica profesional.
Aquellas personas que no posean la matrícula profesional habilitante para el ejercicio de tratamientos psicoterapéuticos están infrigiendo la ley, y en consecuencia, estarán engañando a las personas, ya que estas personas, no están autorizadas para el ejercicio de tratamientos psicoterapéuticos, y por lo tanto, estarían actuando "fuera de la ley".
No se deje convencer por el encanto o la persuasión de personas engañosas.
No ponga su salud en peligro. No inicie un tratamiento psicoterapéutico con alguien que no sea ni Licenciado en Psicología ni Médico Psicoanalista.
Hoy, en la Argentina, abundan las personas truchas que dicen tener un título que no tienen, o que suponen que por ser poseedores de otro titulo, pueden estar autorizados a una práctica profesional a la cual no están habilitados por la ley.
Si Ud está anhelando iniciar un tratamiento psicoterapéutico exija al Licenciado en Psicología, Psicoanalista, o Médico Psicoanalista, el título habilitante y la matrícula profesional expedida por el Ministerio de Salud Pública. En el caso de que el supuesto "profesional" no diera a ver lo que Ud solicita o se niega a mostrarlo, salga de allí inmediatamente, no se mantenga en silencio, denuncie al fraudulento y elija -con prudencia- para que cuide su salud, a un verdadero profesional -confiable, respetado y respetable- experto y legítimo en la práctica, en tanto conocedor de la misma y en tanto actúa dentro del marco que ofrece la ley.
Las políticas que estimulan la reproducción ilimitada de hijos en las familias no generan -por sí mismas- en los padres, paternidad responsable. Estas políticas promocionan con especial énfasis la idea de tener muchos hijos -y al mismo tiempo- se aseguran de no alentar a los padres a preguntarse ¿qué es ser un padre y una madre responsables?
Naturalmente, la biología no responde a esta pregunta. La biología no se encarga de generar paternidad responsable. Esta claro que no se es "más" o "mejor" padre o madre por tener más hijos. Eso es un severo error, una falacia delirante; es tan estúpido como suponer que se es peor persona por no tener hijos.
Parir es una cosa, concebir un hijo es otra cosa muy distinta.
A las políticas que sólo pretenden hombres y mujeres clientes del Estado ¿les importa esta delicada cuestión?
Políticas erráticas que estimulen el nacimiento de hijos "a montones", "en cantidades", sin un rol paterno que establezca y garantice la ley en la familia, propicia que en hoy, en
Por lo tanto, es imprescindible contrarrestar -urgentemente- a esas políticas oportunistas y carnales, otras políticas -humanitarias y subjetivantes-, que reconozcan la ley, para ayudar a superar aquello que, hoy, millones de familias en
Hay que estimular y premiar a quienes tienen 10 o más hijos? La ciencia nos informa que no se ejerce mejor la función parental por la numerosa cantidad de hijos que se tenga. Al contrario, se ejerce mejor la función parental si hay tiempo y dedicación para alojar a cada hijo y alentarlo a transitar el camino del amor y de la ley..
Es por eso que la gran revolución cultural que necesita
Educar, capacitar y responsabilizar a la sociedad, es la solución que muchos psicoanalistas podemos aportar para asegurar el porvenir de una Argentina, que de seguir insistiendo en el el rumbo que viene adoptando, va camino a la acentuación de un escenario de progresiva degradación social -que hace tiempo- que se ha enemistado con el humanismo necesario para la elevación y lo sublimie de las personas, que por cierto, toda sociedad civilizada aspira para asegurar su porvenir y para alcanzar un mayor bienestar para sus ciudadanos.